Los productos lácteos guardan una relación estrecha con el ser humano desde tiempos remotos; ya que, estos alimentos forman gran parte de la alimentación diaria. Asimismo, se conoce que los productos lácteos constituyen uno de los grupos de alimentos más completos y equilibrados. A pesar de ello, en la actualidad, han producido cierta “resistencia” en las personas; desencadenando síntomas intestinales desagradables. En atención a esto, hablaremos sobre qué es y cómo saber si tengo intolerancia a la lactosa.  

¿Qué es la intolerancia a la lactosa?

La lactosa, una vez ingerida, tiene que ser digerida por el organismo; es decir, deben separarse los componentes de la lactosa, para que pueda ser utilizada como fuente de energía. En concreto, la enzima encargada de hidrolizar (separar) la lactosa es una disacaridasa, que tiene por nombre lactasa; esta enzima se produce en las células intestinales (enterocitos) y su concentración en el intestino suele ser baja; no aumenta con el consumo de más lactosa, a diferencia de otros azúcares.

De esta forma, dado que el cuerpo humano requiere de lactasa para digerir la lactosa, la intolerancia a la lactosa no es más; que un desequilibrio entre la cantidad de lactasa (enzima) que se encuentra en la mucosa intestinal, y la cantidad de lactosa (azúcar) ingerida que llega al tracto digestivo. En consecuencia, se produce una mala absorción de la lactosa. De manera que, el excedente de lactosa que no puede ser digerido, permanece en la luz de la mucosa intestinal.

Como consecuencia, la lactosa que no se absorbe, produce un efecto osmótico en el intestino, es decir, atrae agua a la luz intestinal; aproximadamente el triple de lo que en condiciones normales estaría presente, generado diarrea.  De igual manera, esta lactosa que no es absorbida, llega integra al colón donde es fermentada por la acción de las bacterias intestinales; generando una gran cantidad de gases que producen flatulencias.

Síntomas de la intolerancia a la lactosa

Debido a lo antes expuesto, la acumulación de estos gases y líquidos en el intestino dará lugar a distensión abdominal, dolor abdominal, nauseas, diarrea, meteorismo (acumulación de gases en el intestino) flatulencias; sintomatología que se pone de manifiesto posterior al consumo de algún producto lácteo, y que la intensidad de los síntomas depende de la cantidad de lácteos ingeridos.

¿Cómo se produce la intolerancia a la lactosa?

Una de las principales causas de la mala absorción de la lactosa, es la disminución progresiva de la concentración de lactasa en el intestino delgado; como consecuencia de una alteración genética (intolerancia primaria). En consecuencia, las personas que padecen de esta condición suelen mantener entre un 10 y un 30% de actividad de lactasa en el intestino. Por ello, generalmente los síntomas son leves, pero molestos; por lo común, estos síntomas se desarrollan cuando se consume una cantidad que sobrepasa la capacidad de la lactasa existente.

De igual modo, otra de las causas de la intolerancia a lactosa se debe a un déficit de la concentración de lactasa como consecuencia de un daño intestinal temporal y recuperable; por lo que esta mala absorción de lactosa desaparece cuando ya se haya curado la intolerancia primaria (gastroenteritis aguda, enfermedad inflamatoria intestinal, la toma de ciertos antibióticos, operaciones quirúrgicas, entre otras) y la mucosa intestinal logre regenerarse, revirtiendo de esta manera dicha intolerancia.

¿Cómo saber si tengo intolerancia a la lactosa?

Toda persona que sufra de esta enfermedad o condición, notará que luego de consumir productos lácteos, aparecen los síntomas. En algunos casos, pueden ser tan leves que realmente no despierten alarma en las personas; mientras que, en otros la sintomatología es tan fuerte, que deben recurrir a atención medica inmediata.

Para el diagnóstico de cualquier patología es fundamental conversar con el paciente e interrogarlo; esto permite al médico conocer si existe algún tipo de relación directa entre el consumo de lácteos y la producción de los síntomas. Además, se puede indicar una dieta exenta de lácteos durante dos semanas con la finalidad de observar si la sintomatología disminuye, persiste o ha desaparecido.

En algunos casos, el médico tratante puede considerar la realización de pruebas confirmatorias; como el test de hidrógeno espirado con sobrecarga de lactosa, prueba de galaxilosa en orina o la actividad de lactasa en biopsia intestinal. Sin embargo, son pruebas complementarias que se utilizan en casos específicos.

¿Cómo se quita la intolerancia a la lactosa?

Puesto que las manifestaciones sintomáticas vienen dadas por el consumo de productos lácteos, uno de los tratamientos consiste en disminuir o eliminar el consumo de estos productos. En caso de disminuir su ingesta, se recomienda repartir la dosis total que se quiera consumir en cantidades más pequeñas y a lo largo del día, en lugar de consumirlo en una sola toma. Curiosamente, el yogurt, a pesar de ser un producto lácteo, contiene microorganismos capaces de producir lactasa, generando un proceso de auto digestión de la lactosa (en el propio yogurt).

Por supuesto, cuando los síntomas aparecen de forma accidental, es decir, por ingesta de lácteos que pasa desapercibida; lo mejor que puede hacerse es mantenerse bien hidratado, para reponer la pérdida de líquido. Además, tomar medicamentos antiflatulentos, que existen muchos de venta libre; además, a diferencia de otros casos, no se recomienda parar la diarrea medicamente, pues el cuerpo debe expulsar los restos de lactosa para mejorar. También, consumir analgésicos puede ayudar a sobrellevar el dolor.

¿Cuáles son los alimentos prohibidos para intolerantes a la lactosa?

Todos aquellos alimentos que contengan leche de mamífero: queso, nata, mantequilla, yogur, suero, leche en polvo, leche evaporada, crema para batir, algunos helados, salsas, cremas, chocolate con leche, entre otros. Es por esto que es importante conocer los ingredientes de los alimentos que consumimos; de igual forma, conocer que cantidad de estos alimentos se puede consumir sin que se presenten las molestias intestinales.

Afortunadamente, como la intolerancia a la lactosa cada día va en aumento, se han desarrollado muchos alimentos alternativos; actualmente, existe la leche deslactosada y una gran cantidad de productos derivados de la misma. También, la leche de soja, almendras, coco, entre otras, se ha convertido en un excelente reemplazo para la leche de vaca; aunque siempre es recomendable el consumo de suplementos de calcio, pues la leche es una de las principales fuentes.

En conclusión, la intolerancia a la lactosa, más que una enfermedad es una condición propia de cada persona; además, prácticamente todos somos intolerantes a la lactosa, cuando se consumen demasiados lácteos y sus derivados. Por ende, las heces blandas o incluso la diarrea, suele producirse con frecuencia. Sin embargo, los propiamente intolerantes, no toleran incluso pocas cantidades; por ello, deben evitar completamente su consumo, sobre todo, porque es una condición que no se cura.