¿Confort o resignación disfrazada? La famosa zona de confort, es pensar y sentir que nuestra situación actual es lo que es y así se va a quedar. Puede que estés acostumbrado a vivir de cierta manera y eso te haga sentir “tranquilo”; es decir, tener el mismo trabajo de hace 10 años, la misma rutina, los mismos amigos, la misma “seguridad” que te construiste y que te hace sentir “cómodo”. Pero, ¿en realidad es así?

Con este artículo te invito a analizarnos, conocer nuestra situación actual, arriesgarnos y salir de nuestra zona de confort. Te invito a lograr lo que siempre has soñado.

¿Estás en tu Zona de Confort?      

Una persona con una autoestima sana, siempre está en busca de crecer personalmente en varias áreas de su vida, por eso en mi opinión el crecimiento personal va de la mano con la salida de la zona de confort, es algo así como que en la medida que crezcas ya tu “ropa de siempre” te queda pequeña y es hora de salir a comprar ropa nueva. Estar en la zona de confort, es como saber que la ropa no te queda más pero aun así te quedas acostado en tu “cama” o mejor dicho en tu zona de confort y te resignas.

                Piensa por un momento en lo siguiente:

  1. ¿Estoy creciendo a nivel personal, laboral, social, de pareja, como padre?
  2. ¿Estoy aprendiendo cosas nuevas?
  3. ¿Hago eso que amo, eso que me apasiona?
  4. ¿Estoy en donde quiero estar?
  5. ¿Me siento libre emocionalmente?

Piensa en estas preguntas mientras te cuento algo, luego volveremos a ellas…

Mi Experiencia: Saliendo de mi Zona de Confort.

Hace 5 años, me obligué a  dejar el trabajo en el que había estado por 11 años, ¡sí! Me obligué, porque aunque no me sentía conforme, estaba relativamente cómoda, ya sabía lo que tenía que hacer, era la misma rutina de siempre, la misma gente; era como la película “El día de la marmota” se repetían las mismas situaciones una y otra vez, día tras día y año tras año. Pero ¿sabes qué? luego de una profunda introspección llegué a la conclusión de que en realidad lo que sentía era miedo, un terror profundo de dejar esa “cómoda incomodidad”, era pánico a enfrentarme a cosas nuevas y fracasar. Entonces un buen día dije, hasta aquí. Recogí todos mis peroles y presenté mi renuncia. Me dolió un mundo dejar la que fue mi oficina por 11 años, sentí pavor y que el corazón se me iba a salir del pecho, pero me lancé a la aventura con todo y miedo. Hoy, les confieso que fue una de las mejores decisiones de mi vida, al principio no fue fácil pero luego fue maravilloso, aprendí y sigo aprendiendo un montón de cosas, me ha ido y me sigue yendo muy bien. Con esto no quiero decir que seas impulsivo, sino que pienses y evalúes tus opciones pero sobre todo que le pongas fecha de acción.

Tal vez lo más difícil de salir de la zona de confort es el temor a lo que viene después, es esa incertidumbre de no saber cómo afrontar las situaciones en caso de que algo falle. Esto aplica cuando eliges: dejar un trabajo en el que no te sientes bien, dejar una relación que te hace daño, dejar un mal hábito que te enferma y así. Por lo general, el miedo solo está en nuestra cabeza, en las limitaciones que nos ponemos, en ese pensamiento fatalista de que será el fin del mundo. Es una lucha entre el corazón y el cerebro. Es muy probable que tu corazón te haya dicho: “deja ese trabajo en el que te pagan mal” o “deja esa relación en la que te subestiman” o “deja de fumar, sabes que te daña los pulmones”. Pero tu cerebro y tu ego te dicen que estás bien así, para qué vas a dejar lo que ya conoces. Así se crean las batallas titánicas entre corazón y cerebro hasta que uno de los dos gana. Usualmente, al salir de la zona de confort, el miedo se disipa y da lugar a las nuevas experiencias. Y tú, ¿ya escuchaste a tu corazón?

¿Por qué Salir de la Zona de Confort?

                Además de que ya sabes o mejor dicho sientes en lo más profundo de tu ser que debes hacer algo respecto a tu situación actual pero todavía no estás convencido, acá te dejo unas posibles razones para que des el paso:

  • Autoconfianza. En la medida que vayas alcanzando tus objetivos, ellos tendrán un efecto positivo en tus capacidades, lo que generará que te sientas más seguro en ti y tus aptitudes.
  • Aprendizaje. Las nuevas actividades siempre, siempre nos darán la oportunidad de aprender cosas nuevas y esto es ley para quien tiene una autoestima sana.
  • Autoconocimiento. Reconocerás el potencial que tienes además de las posibles limitaciones, lo que te permitirá trabajar en tus luces y sombras e integrarlas en tu vida.

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Cómo salir de la zona de confort

Ya leíste las razones, pero lo más importante es que ya sabes lo que tienes que hacer y, lo sabes  porque tu corazón te lo dijo. Esa inconformidad que sientes o esa aparente vida gris que carece de sentido, tienen solución. Recuerdas las cinco preguntas que te hice al principio? Ellas son la clave para tu salida a la vida.

Evalúa.

Las diferentes áreas de tu vida y responde honestamente en qué situación se encuentran. Siempre hay oportunidades de mejora, usualmente cuando nosotros cambiamos y mejoramos, también cambia nuestra percepción de las cosas. Así que crecer personalmente, hará que las otras áreas de tu vida también crezcan.

Aprende cosas nuevas.

Esto es lo que más me gusta de salir de la zona de confort, no solo por todo el conocimiento sino por las nuevas experiencias y nuevas personas que llegan a tu vida. Por ejemplo, hace un tiempo decidí aprender francés y aunque todavía me cuesta un poco, conocí gente espectacular, no solo acá sino en todas partes del mundo. Anímate a hacer eso que nunca hubieses pensado hacer, haz ese curso de cocina, toma esas clases de pintura, aprende a cantar. Créeme te puedes llevar gratas sorpresas.

Recuerda tu pasión.

Tal vez dejaste de lado eso por lo que tu corazón vibra de ganas, tal vez lo cambiaste por un trabajo de 9 a 5 que pague las deudas; sin embargo, te invito a conseguir el equilibrio.

Fíjate, yo amo bailar, he pasado por: salsa casino, bachata, kizomba, urbano y salsa en línea. Bailar es mi pasión y aunque no vivo de eso, le dedico un buen tiempo de mi vida porque me hace feliz. Además las experiencias en el mundo del baile no tienen comparación, presentarme en tarima, la adrenalina y vencer el miedo me deja el corazón llenito de felicidad pura. Identifica eso que te hace feliz y hazlo, ya basta de excusas, siempre se encuentran las formas de hacerlo.

Pregúntate: ¿Estás en donde quieres estar?

Si lo que haces actualmente no te lleva a dónde quieres estar, pues ya sabes lo que debes hacer. Da el primer paso, nadie ha obtenido resultados diferentes haciendo siempre lo mismo. Hacer una lista de las cosas que te acercarán a tu meta, te dará una guía y a medida que las vayas concretando, se convertirán en un plan de acción.

Relájate.

Trabajar las emociones es una actividad constante y consciente, requerirá tu atención plena. Mi recomendación es que medites, hagas yoga, Taichí o una actividad que te relaje y te traiga al momento presente. Esto hará que tus emociones se relajen y puedas pensar con claridad los pasos que vas a dar.

Viaja.

Hazlo solo, nada más gratificante que conocer lugares y personas nuevas. Esta situación permitirá reencontrarte contigo mismo. Cuando vuelvas, verás las cosas con otra óptica.

Visualiza.

¿Sabías que el pensamiento es una energía creadora? Todo aquello cuanto ves en nuestro mundo, primero fue un pensamiento. Utiliza este poder para crear la vida que deseas, piensa con lujo de detalles y luego manos a la obra, realiza pequeñas actividades que te acerquen cada día a esa vida que está justo más allá de la zona de confort.

Nadie dijo que salir de la zona de confort iba a ser fácil,  pero lo que sí sé es que salir de allí lo vale ¡Y vaya que lo vale! Olvídate del miedo, los prejuicios, el negativismo, las creencias limitantes y las excusas que te puedas dar a ti mismo para convencerte de quedarte estancado. Ármate de valor y vamos a por ello. Y ¿tú ya saliste de tu zona de confort?