En muchas ocasiones, pueden presentarse accidentes desafortunados que requieren de atención inmediata para cesar el dolor; así como también, necesitamos elementos limpios y esterilizados para realizar procedimientos caseros. En este caso, las agujas son uno de los preferidos, para retirar astillas e incluso impurezas del rostro; por ello, para evitar complicaciones, es necesario saber cómo desinfectar una aguja correctamente.
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¿Es posible desinfectar una aguja?
En primer lugar, una de las preguntas más importantes, es si a ciencia cierta, es posible desinfectar una aguja. La respuesta es sí, ya que, el termino desinfectar hace referencia a eliminar patógenos y contaminantes de las superficies. Sin embargo, esterilizar una aguja, es un procedimiento más complejo que requiere de equipos especiales; como es el caso de una autoclave, empleado para esterilizar instrumental quirúrgico y de uso sanitario.
De manera que, al intentar desinfectar una aguja, solo se están eliminando la gran mayoría de patógenos, pero no totalmente. Por ello, se debe tener especial cuidado del uso que se da a estas agujas desinfectadas. Debido a esto, actualmente existen agujas descartables, que vienen completamente esterilizadas en el empaque; por ende, una vez empleadas, deben descartarse por completo y de la forma correcta.
¿Qué se necesita para desinfectar una aguja?
Es muy importante, tener a la mano todo el material necesario para proceder correctamente a la desinfección de una aguja. En general, el material tiene que ver con equipos de protección o barreras de bioseguridad. Las cuales, tienen como objetivo principal evitar la manipulación directa de la misma y consecuente contaminación accidental. En concreto, estos materiales pueden encontrase en casa o farmacias fácilmente:
- Guantes estériles
- Pinzas para sujetar la aguja
- Gasas estériles
- Alcohol
- Lejía o cloro al 5%
- Agua estéril o hervida
Una vez ubicados todos estos materiales, podrás proceder a aplicar los diferentes métodos que sirven para desinfectar una aguja. Recordando, que estos métodos lo garantizan nunca la esterilidad absoluta de este elemento. Por ello, siempre es más recomendable emplear agujas descartables que vienen esterilizadas en el empaque. Cabe destacar, que antes de hacer cualquiera de estos métodos, se debe lavar bien la aguja con jabón y agua estéril o hervida.
Desinfectar agujas con calor directo
Uno de los métodos más comúnmente empleados, que ofrecen resultados relativamente seguros, es el calor directo. Debido a que, el fuego alcanza temperaturas realmente elevadas en muy poco tiempo. Aunque, es importante resaltar que, para aplicar este método, se debe contar con una aguja gruesa y de calidad. De lo contrario, es muy probable que el metal que la conforma se funda y no pueda hacer su función.
Básicamente, se debe sujetar la aguja a desinfectar por uno de sus extremos, con ayuda de una pinza cómoda. Luego, colocar la aguja directamente al fuego, preferentemente flamas de gas que dejan menos residuos. Acto seguido, esperar que la aguja se caliente lo suficiente para tornarse incandescente. Dejar enfriar, limpiar los restos de hollín con gasas estériles y sujetarla con guantes estériles para realizar el procedimiento.
Presión de vapor
Esencialmente, este es uno de los métodos que utilizan ciertos equipos de esterilización a nivel de salud. Por supuesto, estos instrumentos manejan una presión de vapor realmente elevada, que es difícil alcanzar en casa para llegar a la esterilización. Sin embargo, para la desinfección si puede ser un método excelente; de hecho, suele emplearse para desinfectar otros elementos como biberones de bebés, rascadores de encías y más.
En este caso, se debe exponer la aguja al vapor durante al menos 20 minutos y con un flujo abundante; es decir, que debe ser una fuente de vapor apta para lograr la eliminación de las impurezas. Esto puede hacerse, empleando una olla o cazuela especial para cocinar al vapor, que contiene una rejilla; así como también, una olla de presión que de hecho logra mucha más presión de vapor, valga la redundancia. De igual modo, se deja enfriar y se manipula con guantes.
Desinfección química
Este método suele ser empleado frecuentemente, incluso en los centros de salud de atención privada o consultorios. El más aceptado, es sumergir los elementos a desinfectar el alcohol a una concentración superior o igual al 60%; ya que, esta medida es la única capaz de eliminar bacterias, hongos y virus. Por ejemplo, este método era aplicado en las consultas de ginecología, para desinfectar los espéculos metálicos, pero fue reemplazado por el uso de espéculos descartables.
Si deseas usar esta técnica, puedes dejar las agujas en remojo en alcohola esta concentración, por al menos 24 horas. También, puede hacerse remojando en cloro al 5%, en caso de ser cloro al 10% se combina cloro y agua hervida en partes iguales; si se trata de cloro al 15%, una parte del mismo y 2 partes iguales de agua hervida. Por supuesto, en un recipiente limpio y bien tapado para evitar contaminación.
Desinfección en el horno
Otro método efectivo para desinfectar materiales punzantes o agujas, es a través del calor del horno; de hecho, este método es una combinación del calor directo y el vapor, que es bastante efectivo, aunque no totalmente garantizado.
Básicamente, se debe introducir la aguja o material punzando en el horno sobre una rejilla; la cual, debe estar encima de una bandeja o recipiente resistente al calor, con agua. Luego, encender el horno en una temperatura mínima de 170 °C y dejar actuar durante una hora. Posteriormente, dejar enfriar, retirar con pinzas y manipular con guantes.
En conclusión, saber cómo desinfectar una aguja, puede sacarnos de un aprieto de forma segura, aunque no garantizada. Motivo por el cual, siempre es mejor emplear agujas descartables de un solo uso, que vienen esterilizadas en el empaque. Sin embargo, si esto no es posible, los métodos mencionados reducen considerablemente riesgos de infección; aunque si no se manipula correctamente el material, el esfuerzo será en vano, por ello, el uso de guantes es vital.