Durante la infancia, el sistema inmunitario no se encuentra totalmente maduro, pues aún están en desarrollo las defensas; las cuales, comienzan a ser más efectivas cuando se llega a una considerable exposición de agentes patógenos, por la producción de anticuerpos. En este caso, las enfermedades exantémicas de la infancia encabezan la lista entre las primeras; siendo una de ellas la varicela, debido a esto, hablaremos sobre cómo saber si mi hijo tiene varicela.

¿Qué es la varicela?

La varicela, es una enfermedad exantémica, es decir, que produce lesiones en la piel bastante características. La cual, es producida por el virus Varicela zoster, perteneciente a la familia de los herpes virus. Dicha enfermedad, se presenta con mayor frecuencia en la infancia, entre los 1 y 9 años de edad. Sin embargo, también puede aparecer en la adolescencia y adultez, donde es mucho más severa. En consecuencia, el contagio temprano o vacunación es la mejor opción.

Esta enfermedad, también es conocida popularmente como “Lechina” en países de Latinoamérica como Venezuela; además, en Chile se le conoce como “Peste Cristal”, en cualquier caso, es producida por el mismo agente etiológico. El cual, es sumamente contagioso y son susceptibles todas las personas que no hayan sufrido el virus en la infancia.

¿Cuáles son los síntomas de la varicela en niños?

Esta enfermedad produce lesiones en la piel que son bastante características, bajo la mirada correcta, es fácil de diagnosticar. Como mencionamos antes, se trata de múltiples lesiones localizadas por todo el cuerpo; de hecho, su extensión se relaciona directamente con la severidad del contagio en cuestión.

Dichas lesiones, tienen un ciclo característico, comenzando por ser elevadas como bultos (pápulas); seguidamente, sobre ellas se forman bolsas, ampollas o vesículas llenas de líquido al cabo de 1 día, hasta finalmente convertirse en costras que cubren estas ampollas. Por supuesto, estas lesiones producen picor o picazón intensa que lleva al rascado, lo cual, disemina más la infección y genera cicatrices. Además de esto, pueden existir otros síntomas asociados, resumiendo:

  • Inicialmente, lesiones en piel elevadas tipo bultos o pápulas durante varios días.
  • En su segunda fase, se transforman en vesículas o burbujas llenas de líquido que se rompen y drenan.
  • Tercera fase, lesiones costrosas que significan la cicatrización de las anteriores.
  • Puede existir fiebre.
  • Pérdida de apetito.
  • Decaimiento y malestar general.

Es importante destacar, que esta enfermedad puede complicarse con la sobreinfección de las lesiones; por ello, se debe estar atento a signos de infección como calor en la zona, secreción de pus, cambios de coloración, entre otros. En ese caso, se debe acudir al médico de inmediato para administrar y recetar tratamiento antibiótico.

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¿Cómo se contagia la varicela?

Esta es una enfermedad altamente contagiosa, debido a las lesiones extensas que produce en la piel. De hecho, al contagiarse, pasan de 14 a 21 días antes de manifestarse los síntomas, aunque posterior a 48 horas del contagio, se puede contagiar a otros. Durante la enfermedad, el afectado puede contagiar a cualquier persona hasta que las lesiones se tornen costrosas; quiere decir, que el principal mecanismo de transmisión es a través del contacto con estas secreciones.

Estas características de la enfermedad, hacen que se dé en forma de brotes en escuelas, guarderías, preescolares y más. Incluso, puede causar brotes en lugares de estudio superiores y trabajo, siempre que las personas no estuvieran expuestas previamente o vacunadas. Por este motivo, la varicela es una enfermedad de notificación obligatoria, a pesar de no ser realmente grave.

Síntomas de varicela en adultos

El virus de la varicela, suele atacar con mucha más fuerza en la edad adulta, debido a la participación del propio sistema inmune; el cual, en medio de la batalla contra el virus, por su ya madurez, causa muchos más estragos a nivel sistémico. En este caso, los síntomas son iguales, pero más severos que en la infancia. Además, también puede aparecer por segunda vez, es decir, así se haya presentado en la infancia; pero esta vez, en forma de Herpes Zoster, una enfermedad mucho más grave.

Debido a que, es capaz de atacar directamente a los nervios espinales, que se organizan en secciones llamadas Dermatomas; es por ello, que el herpes zoster se caracteriza por ser una banda de lesiones circular, que en algunos países se conoce como “culebrilla”. Donde existe el “mito”, de que al juntarse ambas puntas la persona muere. Lo cual, no está tan alejado de la realidad, pues significa una infección severa del sistema nervioso; que en inmunosupresión puede ser muy grave.

Tratamiento de la Varicela

En el caso de los niños, el tratamiento de la varicela va especialmente dirigido a calmar los síntomas, más no a atacar el virus. Debido a que, los medicamentos que se emplean para ello, no tienen efecto en los menores de 14 años como se espera. En consecuencia, podemos recomendar un tratamiento en casa encabezado por los siguientes medicamentos:

  • Paracetamol para la fiebre (dosis indicada por pediatra según edad y peso)
  • Ungüentos o pomadas analgésicas como calamina para la picazón.
  • Aislamiento del enfermo de cualquier persona que no tuviese previamente el virus (no enviar a la escuela, guardería, etc).
  • Baños con jabón suave o neutro para acelerar la cicatrización.
  • Mantener las uñas cortas para evitar empeorar lesiones y sobreinfección por el rascado (que también debe evitarse para que no queden cicatrices)

En el caso del adulto, si se trata de una infección severa con gran extensión, se puede recetar aciclovir; para acelerar el proceso de la enfermedad y en consecuencia la cicatrización de las lesiones. También, en el caso del Herpes Zoster, se indica el aciclovir para frenar la diseminación metamérica de la infección.

Varicela y el embarazo

Otro tópico de gran importancia referente a este virus, es su aparición en la madre durante el primer trimestre del embarazo. Debido a que, se asocia bajo peso al nacer y malformaciones congénitas que pueden ser muy graves; de hecho, podría ser un criterio para la interrupción del embarazo, en casos muy puntuales. También, si el contagio se produce una semana antes o después del parto, el bebé tiene alto riesgo de desarrollar una infección grave de varicela.

En consecuencia, la vacunación profiláctica antes del embarazo, es una medida efectiva para evitar todas estas consecuencias; claro está, solo para aquellas mujeres que no padecieran la enfermedad o recibieran la vacuna anteriormente y antes del embarazo; ya que, según el tipo de vacuna, podrían presentarse los síntomas tras su aplicación.

Prevención de la varicela

La única medida efectiva para prevenir la aparición de varicela en los niños es a través de la vacunación. Por suerte, se han desarrollado vacunas muy efectivas para desarrollar anticuerpos e impedir la infección; aunque en algunos casos, a pesar de la vacuna, se puede presentar la enfermedad, pero de forma muy leve e inofensiva. Las indicaciones de la vacuna aceptadas internacionalmente son las siguientes:

  • Niños pequeños, reciben una dosis entre los 12 y 15 meses de edad y luego un refuerzo entre los 4 y 6 años.
  • Niños mayores no vacunados entre 7 y 12 años, 2 dosis con espacio de al menos 3 meses entre cada una.
  • Niños mayores de 13 años no vacunados, reciben 2 dosis de la vacuna con un espacio mínimo de 4 semanas entre ellas.
  • Adultos no vacunados que no padecieran la enfermedad y en riesgo de contagio (trabajadores de salud o que convivan y trabajen con niños) reciben 2 dosis de la vacuna en intervalo de 4 a 8 semanas.
  • Toda mujer que pretenda o pueda quedar embarazada y no padeciera la enfermedad debe recibir la vacuna bajo el mismo esquema de los adultos regulares.
  • La vacuna esta contraindicada durante el embarazo, en pacientes con VIH o alguna inmunosupresión, pues pueden desarrollar síntomas.

Finalmente, sin duda alguna es de gran importancia el cómo saber si mi hijo tiene varicela, pues debe recibir las medidas y tratamiento adecuado. Así como también, se debe conocer los síntomas en el adulto, al igual que las variantes de enfermedad que produce el virus. Puesto que, pueden aparecer complicaciones de importancia, especialmente en el embarazo. En cualquier caso, la opinión médica profesional siempre está indicada y jamás sobra.