Les escribe una persona que aun procrastina pero que en comparación a lo que hacía hace unos meses, hoy puede decir que ya casi lo logró o al menos que va por el camino correcto.
Ya les he contado en otros artículos como superé la ansiedad y cómo se logra la felicidad (según mi experiencia personal) y les recomiendo que los lean porque para mí todo está enlazado.
Hace un par de meses no era capaz de llevar casi ninguna tarea que me proponía a cabo. Tenía cientos de proyectos en mi cabeza y por alguna razón que desconocía, cuando llegaba el momento de ponerme manos a la obra y empezar a trabajar por mis sueños, me entraba una sensación de ahogo en el pecho y optaba por sentarme frente al televisor y pasar toda la tarde viendo cualquier serie de Netflix que medio me llamara la atención.
Procrastinar era mi verbo favorito, me convertí en una experta en “dejar para mañana lo que puedes hacer hoy” y ese mañana se convertía en días e incluso semanas.
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¿Por qué procrastinamos?
Lo primero que debemos entender es por qué vamos dándole largas a las cosas que sabemos que tenemos que hacer y que nos acercan mas a nuestras metas finales y la respuesta es EL MIEDO. Se que puede sonar un poco confuso, pero nuestra mente muchas veces está controlada por nuestros miedos. Sentimos que no tenemos el control de nuestras vidas, que la vida nos va pasando y somos una especie de marioneta que vive dentro de ella, pero no somos capaces de tomar el control y hacer que las cosas pasen para nosotros y no a nosotros.
El miedo al fracaso, a hacerlo mal, a el que dirán, son los más comunes cuando de procrastinar se trata. El proceso que lleva a cabo tu cerebro es tan rápido que no te das cuenta de lo que ha pasado, pero si te paras a analizar verás que detrás de cada decisión hay una “pelea mental entre el miedo y la valentía”.
Para que lo entiendas mejor, digamos que tu cerebro tiene una parte miedosa que intenta protegerte de todos los males del universo, pero que en el 99% de los casos son peligros inexistentes y una parte racional que se encarga de tomar decisiones sin involucrar ningún tipo de sentimiento. Ante una tarea que representa un reto para ti, el cerebro, con su lado miedoso, inmediatamente se pone en estado de alerta y repite cosas como “esto es muy difícil”, “no voy a ser capaz”, “que va a pensar mi papá si no lo logro”, “no vale la pena tanto esfuerzo”, “esto me supera”, “es imposible que lo logre”. Entonces, tu cuerpo entra en un estado de alarma por el peligro que esta tarea representa y por supuesto, intenta evitarla a toda costa.
La mayoría de las personas permiten que la parte miedosa de la mente domine sus vidas y por eso tienen la sensación de que la vida es muy difícil, de que todo les pasa o todo les sale mal. Si logramos convertirnos en seres racionales, nos daremos cuenta de que la gran mayoría de los miedos que nos dominan no existen o no son realmente importantes.
¿Cómo dejamos de procrastinar?
Si ya sabes que hay un miedo detrás de cada tarea que dejamos para después, lo que debes hacer es reconocer ese miedo y hacerle frente de manera racional. Es decir, conseguir los argumentos realistas que te convenzan de que en realidad no hay nada que temer.
Si haces este ejercicio de manera correcta y cada vez que se te presente una situación en la que tienes ganas de procrastinar, al cabo de poco tiempo ya se convertirá en un proceso natural en el que no tienes tan siquiera que pararte a trabajar.
Yo te voy a explicar la técnica que puedes aplicar con un ejemplo para que sea más fácil de lograr.
Técnica para dejar de procrastinar
Imagina que debes entregar un informe en el colegio o en el trabajo y por mucho que intentas sentarte a trabajar en él, no lo logras, le vas dando largas y largas y al final terminas haciéndolo en el último minuto.
Te recomiendo que uses un cuaderno para llevar a cabo este ejercicio y que revises tus apuntes de vez en cuando para reforzar tus ideas racionales.
- Divide la hoja en 3 columnas
- En la primera columna escribe el problema: “no soy capaz de llevar a cabo el proyecto de la escuela (trabajo), por más que lo intento le doy largas”
- En la segunda columna identifica los miedos asociados a ese problema: “es muy difícil para mí”, “si no queda perfecto mi jefe me va a echar”. Puedes escribir todos los miedos que sientas.
- Cierra tus ojos y debate cada uno de esos miedos con ideas racionales: “es muy difícil para mí”, piensa en todas las veces que has llevado a cabo tareas difíciles y lo has logrado, tu si puedes lograrlo porque, aunque sea difícil tienes la capacidad de hacerlo, puede ser que te lleve un poco mas de tiempo que otras cosas más fáciles, pero no hay problema, tiempo tienes. Además, en los retos complicados es donde está la parte interesante de la vida porque es donde podemos aprender, que aburrido sería nuestro camino si todo lo que hiciéramos fuera fácil.
El debate racional es personal, debes encontrar los argumentos que te funcionen ante cada miedo y te darás cuenta de que son los correctos porque inmediatamente comienzas a sentirte mejor.
- Por último, en la tercera columna, escribe tus miedos de forma racional.
Ejm: es verdad que el informe es difícil, pero no es imposible, tengo la capacidad de hacerlo y las cosas que no conozca siempre tendré oportunidad de aprenderlas. Es interesante porque además de lograr la tarea, conseguiré nuevas habilidades que me pueden ayudar en otros proyectos más adelante.
Es importante que seas muy persistente en llevar a cabo esta técnica cada vez que sientas deseo de procrastinar. Como todo en la vida, con la practica cada vez será más fácil y luego harás el ejercicio sin siquiera notarlo.
No es fácil, lleva tiempo e implica afrontar nuestros miedos que nunca ha sido divertido, pero si quieres lograr el control de tu vida es hora de ir despachando todas esas creencias irracionales de nuestra mente.
No te compares con los demás
Otra cosa que logra que dejemos nuestros sueños en pausa, es la constante comparación que hacemos de nosotros mismos con los demás.
Hay que entender que cada persona tiene un recorrido de vida personal y ha vivido experiencias diferentes que lo llevan a una programación mental distinta a la tuya.
También, ten presente que una persona no es necesariamente más exitosa por tener fama y dinero, cientos de individuos con lujos llevan una vida triste y no son capaces de encontrar la felicidad. No te dejes engañar por lo que tu crees que es el éxito.
No te sientas mal cuando una persona logre lo que tu no has conseguido y mucho menos sientas que nació con un don especial. Tu eres igual de capaz que él, no te pongas tanta presión, olvida los resultados y aprende a disfrutar del camino. Haz las cosas con entrega y sin miedo al fracaso y en poco tiempo verás los resultados.
Ten paciencia, aprende a esperar, trabaja cada día en superar los miedos que te detienen y poco a poco irás logrando lo que deseas.
Espero que te haya servido este artículo. Déjame un comentario si te ha gustado.