La diabetes, es una de las enfermedades más temidas por muchas personas, que a medida que pasa el tiempo, se hace más común. Debido a que, se asocia fuertemente con un componente genético, que se activa al presentar malos hábitos de vida; así como también, puede ser netamente hereditaria, es decir, inevitable su aparición. Es por ello, que hablaremos concretamente sobre cómo afecta la diabetes al organismo.
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¿Qué es la diabetes?
Se trata de una enfermedad endocrino metabólica, que afecta principalmente el metabolismo de la glucosa y otros azúcares. La glucosa, es el principal combustible del cuerpo, sobre todo para el cerebro, que lo prefiere predilectamente. De hecho, el cerebro de encuentra suspendido en un líquido, llamado líquido cefalorraquídeo; el cual, es bastante dulce, incluso si se llegase a probar, por cualquier circunstancia, tiene este sabor por el alto contenido de glucosa.
Esencialmente, en la diabetes, la hormona insulina (encargada de permitir la entrada de glucosa a la célula) pierde su efectividad; es decir, que no permite que ocurra este proceso, por lo que los niveles de glucosa en sangre permanecen elevados. Concretamente, hay 2 modalidades clínicas de la diabetes, la diabetes tipo I que es netamente hereditaria; conocida como diabetes infantil y la diabetes tipo II que se podría decir “adquirida” aunque no netamente.
Diabetes tipo I
En este tipo de diabetes, el defecto se encuentra en la propia hormona insulina, la cual, no es capaz de ejercer su función correctamente. Inicialmente, el cuerpo puede compensar esta deficiencia produciendo mayor cantidad de hormona. Así, algunas de estas pueden permitir la entrada de glucosa a la célula y “regular” el proceso hasta cierta edad. Sin embargo, llega un punto en el que páncreas se agota y no puede producir más hormona; apareciendo así la diabetes infantil insulino dependiente (no hay insulina en el cuerpo).
Diabetes tipo II
En contraste, la diabetes tipo II es una enfermedad crónica “adquirida” que se asocia con malos hábitos de vida; como la ingesta excesiva de dulces, tabaquismo, obesidad, hipercolesterolemia, resistencia a la insulina, entre otros. Aunque, también tiene un gran componente genético, pues debe haber al menos un familiar en la decendencia que la padeciera para que aparezca. En este tipo de diabetes, la insulina existe y es producida, sin embargo, no cumple su función porque los receptores de la misma no la reconocen.
Quiere decir, que se produce un efecto de resistencia a la acción de la insulina, que termina por compensarse con excesiva secreción de la misma. En este caso, la enfermedad tiene un desarrollo lento y no requiere de insulina como tratamiento de entrada; se inicia con cambios de hábitos de vida e hipoglucemiantes orales. Pero, efectivamente, al pasar de los años, el páncreas se agota y se convierte en insulino requiriente.
¿Cuáles son los síntomas de la diabetes?
Esta enfermedad, puede permanecer silenciosa por mucho tiempo, aunque si deja ver algunos indicios de alerta. Los cuales, es muy importante conocer para detectar la aparición de esta entidad a tiempo, sobre todo en los niños. Esencialmente, los síntomas en ambas variantes son iguales, se diferencian claramente en el debut de la enfermedad; es decir, la primera aparición de síntomas francos. Los síntomas generales son los siguientes:
- Sensación frecuente de sed (polidipsia)
- Aumento de las micciones (poliuria)
- Fatiga
- Llagas o heridas en piel de difícil cicatrización
- Cambios en la coloración de la piel (acantosis nigricans)
- Aumento del apetito voraz (polifagia)
- Visión borrosa
- Encías inflamadas y enrojecidas
- Perdida de peso marcada (diabetes tipo I)
Estas dos variantes de la enfermedad se diferencian en su debut, es decir, cuando el diagnostico se hace franco. La diabetes tipo I, debuta en los niños con la Cetoacidosis Diabética, que es cuando el hígado produce excesiva azúcar y obtiene energía a partir de la grasa; lo cual, genera una gran producción de cuerpos cetónicos que acidifica el pH sanguíneo, causa vómitos, dolor estomacal, fatiga extrema, mucha sed, micción frecuente, coma, entre otros. Por lo general, tiene como punto de partida un foco de infección, pues se requiere mucha energía para combatirlo.
En cambio, la diabetes tipo II debuta en los adultos (también puede ser en adolescentes muy obesos) con un Estado Hiperglucémico Hiperosmolar no Cetósico. Totalmente contrario al anterior, en este hay un exceso nivel de azúcar en la sangre; tanto, que se puede comparar a la sangre con una melaza de la cantidad de azúcar.
Básicamente, porque esta no puede entrar a las células para utilizarse y el cuerpo sigue ingiriendo más y más. En este caso, también hay mucha sed, micciones abundantes, debilidad, fiebre, convulsiones, confusión y también coma. En ambos casos, se trata de patologías que ponen en peligro la vida, se ve en pacientes que no tienen diagnostico de diabetes; o en caso contrario, tienen un mal tratamiento médico. Para evitar esto, es indispensable un diagnostico a tiempo, tomando en cuenta los signos y síntomas descritos.
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¿Cómo se trata la diabetes?
La diabetes es una enfermedad crónica e incurable, que en la actualidad tienen una gran cantidad de tratamientos. Sin embargo, estos varían de acuerdo al tipo de diabetes que se presente, si es la infantil o tipo I o el tipo II o del adulto (frecuentemente). En el primer caso, la diabetes tipo I se trata con insulina directamente; la cual, puede ser de acción larga, acción corta, cristalina, NPH y muchas variantes, por supuesto, depende de cada persona y el criterio médico.
En cambio, la diabetes tipo II se puede tratar en fases iniciales con un cambio radical del estilo de vida; es decir, comer sano, dejar el azúcar por completo, reducir carbohidratos al máximo, bajar de peso, hacer actividad física, dejar de fumar y beber alcohol y más.
Además, estos cambios se acompañan con hipoglucemiantes orales como la Metformina, Pioglitazona, Miglitol, Acarbosa y muchos otros. Posteriormente, en fases avanzadas de la enfermedad, se inicia el tratamiento con insulina. Los esquemas de tratamiento son muy variados y adaptativos, además, no se pueden mencionar directamente en la red; pues son tratamientos peligrosos, que si se automedican pueden causar la muerte.
¿Por qué la diabetes es tan temida? (Complicaciones)
Los niveles elevados de azúcar en la sangre, de forma prolongada, son capaces de afectar a casi todos los órganos del cuerpo. Ya que, esto tiene como efecto congestionar, sobrecargar e incluso inutilizar los órganos. Por ejemplo, la retinopatía diabética es una de las complicaciones más conocidas y temidas; en la cual, se ve afectado el nervio óptico, específicamente la retina, causando ceguera en el paciente, incurable (no hay más conducción de impulsos).
Otras complicaciones frecuentes son la nefropatía diabética, en la que los riñones al filtrar tanto azúcar en sangre; pierden su capacidad de filtración eficiente y entran en fallo renal, lo cual, hace necesario la diálisis para sobrevivir. Por último, otra muy temida y popular es la neuropatía y podopatía diabética.
En la cual, los nervios se ven afectados y pierden su capacidad de conducir impulsos nerviosos; en consecuencia, hay perdida de sensibilidad en manos y más frecuentemente en pies. Lo que resulta, en que ocurran herida no percibidas por el afectado, que se infectan y evolucionan a pie diabético (por la mala cicatrización e inmunosupresión) que habitualmente requiere amputación de dedos, pie e incluso la pierna.
En conclusión, la diabetes es una enfermedad bastante complicada que puede afectar en gran medida la calidad de vida; por ello, saber cómo afecta la diabetes al organismo, es fundamental para tomar medidas de prevención a tiempo. Así como también, si ya se padece, hacer caso a todas las recomendaciones, seguir el tratamiento, para retrasar lo más posible las complicaciones. Puesto que, efectivamente llegarán en algún punto, pero se puede retrasar enormemente.